Madrid, 27 may (Prensa Latina) Hace 43 mil años un neandertal dejó una huella, un canto rodado de granito, que fue presentada hoy por científicos españoles a cargo del descubrimiento en Segovia.
Científicos de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), Instituto Geológico y Minero de España (IGME), de la Científica de la Policía Nacional y de la Universidad de Salamanca (USAL), presentaron el hallazgo, cuyos detalles fueron
publicados en la revista Archaeological and Anthropological Sciences.
Según el informe, la huella dactilar fue dejaba intencionalmente por un neandertal, que confirma el pensamiento simbólico de estos primeros humanos y se convierte en la pieza de arte mobiliar (objetos portables da función desconocida), más antiguo de Europa.
El hallazgo tuvo lugar durante una excavación en el yacimiento del Abrigo de San Lázaro, provincia de Segovia. Fue el sitio donde se cree vivieron los últimos neandertales de la Península antes de su desaparición física hace unos 43 mil años.
En la zona también se encontraron restos de herramientas y lascas de piedra talladas (de la industria lítica), de animales que probablemente cazaban en el valle del Eresma, principalmente conejos y ciervos.
La piedra fue bautizada como «Perico», para recordar la victoria del ciclista Pedro Delgado (Perico), oriundo de Segovia, quien el 14 de julio de 1988 conquistó una etapa en Alpe D’Huez, a la postre decisiva en su éxito final en Tour de France.
Los científicos destacaron que en el descubrimiento detectaron que se trataba de una pieza de granito sin marcas, trasladada a la cueva con toda intención.
Fue analizada en el IGME-CSIC, donde con fluorescencia de rayos X descubrieron que el punto ocre estaba hecho con arcilla y óxidos de hierro, la misma técnica usada en el arte rupestre.
Análisis de microscopía electrónica de barrido por la Universidad Complutense: escaneo en 3D en la Universidad de Salamanca y los análisis multiespectrales de la Policía Científica, concluyeron que la piedra tenía 43 mil años de existencia.
Asimismo, determinaron que la mancha rojiza del centro era una huella dactilar humana que pertenecía al índice derecho de un varón neandertal de entre 18 y 25 años.
«El hecho de que el guijarro fuera seleccionado por su aspecto y marcado con ocre, demuestra que existía una mente humana capaz de simbolizar, imaginar, idealizar y proyectar pensamientos sobre un objeto», afirmaron los expertos.
En este caso, podemos proponer que en la creación artística intervienen tres procesos cognitivos fundamentales: la concepción mental de una imagen, la comunicación deliberada y la atribución de significado, bases del deseo de hacer trascender la pieza, añadieron.
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